
Encontrándome en el control de rutina de mis treinta y tantas semanas, todo iba perfecto hasta que llegamos a la hora de las consultas.
Revisamos su corazón y sus movimientos y todo sigue su curso en perfectas condiciones…
El Doc (que hasta ese momento no se transformaba) estaba tranquilo y relajado.
Hasta que esta humilde mortal tuvo la osadía de consultar por un parto sin anestesia.
La Cara se le desfiguró y en ese mismo instante comenzó la transformación desde el Olimpo…
(Voz En Off)…
Dios de turno: ¿Cómo tienes la osadía de no querer anestesia?
Simple mortal: Pues la verdad es que quiero experimentar las mismas sensaciones que en el primer parto…
Dios de turno: Para que sufrir de más. (Manos entrelazadas, ceño fruncido y ese típico movimiento doctoral y todopoderoso).
Simple mortal: ¿Como así sufrir de más?… ¿Podría ser más específico?…
Dios de turno: Mira mortal… La anestesia tiene la ventaja de apurar el parto.
Simple mortal: Ya!!!! Pero yo no quiero apurar el parto, quiero que sea lo más natural posible. Sin intervención, me capta????
(Truenos y Relámpagos!!!!!!)…
Dios de turno: Mira Mortal… en lo personal no lo veo posible… No hay para que sufrir de más…
Después de aquella experiencia me quedó dando vueltas en cómo se trata el parto,
Sin duda uno de los momentos más sublimes de la vida, el dar a la luz del mundo un hijo, sobre todo si es como yo lo quiero experimentar sin ser negligente ni irresponsable.
El Dolor es una experiencia emocional y sensorial que cada ser humano vive en forma distinta. En mi caso, independientemente de que cada individuo tenga diferentes intensidades debo reconocer que para mi cría y para mi fue lo mejor.
La Doña salio maravillosa, sin estrés, muy relajada.
Lo único que podría decir es que me falto hielo, y que pierna peluda estuviera. Y no que viniera a última hora subiendo la escalera pues el ascensor estaba en mantenimiento.
No alcanzamos a llegar a pabellón… o sea nació en la sala de los activos.
Y la matrona casi se caga…
Recuerdo los comentarios y los susurros a medio pasillo, como que era “La extraña, la súper woman, la pobrecita, a la que no habían asistido…”
A mi modo de ver, debe ser una opción de la madre y la familia.
Igual sigo manteniendo mi idea de no querer anestesia y no por miedo, sino porque así es como se viene al mundo, de lo más natural.
Que actúe de igual modo la natura y el cosmos.
El cuerpo es lo más sabio que hay.
Y estar en ese momento conectada absolutamente con mi cría, de lo más tranquila, es un momento irrepetible, mágico e incomparable…
Se agradece enormemente la Colabaración De un castor sabio.
Revisamos su corazón y sus movimientos y todo sigue su curso en perfectas condiciones…
El Doc (que hasta ese momento no se transformaba) estaba tranquilo y relajado.
Hasta que esta humilde mortal tuvo la osadía de consultar por un parto sin anestesia.
La Cara se le desfiguró y en ese mismo instante comenzó la transformación desde el Olimpo…
(Voz En Off)…
Dios de turno: ¿Cómo tienes la osadía de no querer anestesia?
Simple mortal: Pues la verdad es que quiero experimentar las mismas sensaciones que en el primer parto…
Dios de turno: Para que sufrir de más. (Manos entrelazadas, ceño fruncido y ese típico movimiento doctoral y todopoderoso).
Simple mortal: ¿Como así sufrir de más?… ¿Podría ser más específico?…
Dios de turno: Mira mortal… La anestesia tiene la ventaja de apurar el parto.
Simple mortal: Ya!!!! Pero yo no quiero apurar el parto, quiero que sea lo más natural posible. Sin intervención, me capta????
(Truenos y Relámpagos!!!!!!)…
Dios de turno: Mira Mortal… en lo personal no lo veo posible… No hay para que sufrir de más…
Después de aquella experiencia me quedó dando vueltas en cómo se trata el parto,
Sin duda uno de los momentos más sublimes de la vida, el dar a la luz del mundo un hijo, sobre todo si es como yo lo quiero experimentar sin ser negligente ni irresponsable.
El Dolor es una experiencia emocional y sensorial que cada ser humano vive en forma distinta. En mi caso, independientemente de que cada individuo tenga diferentes intensidades debo reconocer que para mi cría y para mi fue lo mejor.
La Doña salio maravillosa, sin estrés, muy relajada.
Lo único que podría decir es que me falto hielo, y que pierna peluda estuviera. Y no que viniera a última hora subiendo la escalera pues el ascensor estaba en mantenimiento.
No alcanzamos a llegar a pabellón… o sea nació en la sala de los activos.
Y la matrona casi se caga…
Recuerdo los comentarios y los susurros a medio pasillo, como que era “La extraña, la súper woman, la pobrecita, a la que no habían asistido…”
A mi modo de ver, debe ser una opción de la madre y la familia.
Igual sigo manteniendo mi idea de no querer anestesia y no por miedo, sino porque así es como se viene al mundo, de lo más natural.
Que actúe de igual modo la natura y el cosmos.
El cuerpo es lo más sabio que hay.
Y estar en ese momento conectada absolutamente con mi cría, de lo más tranquila, es un momento irrepetible, mágico e incomparable…
Se agradece enormemente la Colabaración De un castor sabio.